Cómics y videojuegos: nuevos aliados de la docencia

Hay un episodio de Los Simpson en el que Bart falsifica una prueba de diagnóstico. Como resultado, acaba entrando en una escuela de niños superdotados. Nada más aterrizar, nuestro protagonista repara en un cómic de superhéroes, ubicado en una estantería de su nueva clase. La profesora se extraña al ver el ejemplar, y poco después recuerda que lo utilizaron para "elaborar un estudio sobre la cultura-basura" o algo parecido.

Una vez más, Matt Groening nos muestra mucho más de lo que dicen sus personajes. En este caso, en menos de un minuto descubrimos la arrogancia intelectual y el esnobismo de algunos profesionales de la Educación. Y mucho me temo que el capítulo de Los Simpson no es un caso aislado.

Bart Simpson lee un cómic. Fuente: Wkisimpsons.

Con los videojuegos sucede algo parecido. El estereotipo gamer a menudo corresponde a un varón (sí, siempre varón) en mala forma física que descuida sus estudios y sus relaciones personales. Podemos discutir si las representaciones crean realidades o solo las reflejan. En cualquier caso, el mensaje subyacente está claro: si quieres convertirte en una persona de provecho, debes "centrarte en lo importante" y "renunciar a las distracciones".

Hoy parece que las cosas han cambiado. El desarrollo de la neuroeducación, los avances en Pedagogía o incluso nuestra propia experiencia demuestran que la interactividad refuerza la adquisición de conocimientos. En esta misma línea, Céline Alvarez denuncia en su libro Les lois naturelles de l'enfant que la escuela no se adapta a la manera en la que los niños aprenden. O dicho de otra forma: que los alumnos aprenden a pesar del sistema educativo (y no gracias a él).

El debate da para mucho. No todas las reformas tienen por qué ser efectivas, del mismo modo que no todo lo viejo merece ir a parar la hoguera del olvido. Lo que está claro es que, por el bien de sus alumnos, más de un docente "chapado a la antigua" debería cambiar su mentalidad.

Céline Alvarez, autora de 'Les lois naturelles de l'enfant'. Fuente: psychologies.com

El potencial de los recursos audiovisuales y de las narrativa transmedia es inmenso. Haber nacido en esta época nos permite vivir de cerca lo que gente de otro tiempo solo podía imaginar. Que podamos pasear por las calles virtuales de la Roma imperial, de la España del Siglo de Oro o de la Córdoba andalusí me parece una suerte.

Hoy, las clases de idiomas y de música cuentan con herramientas para trabajar la comprensión oral y auditiva. En los talleres de teatro se reproducen grabaciones de las grandes obras. Y para qué hablar de materias con un claro componente visual como la Historia del Arte, la Biología o la Geografía Física; la sola idea de impartir cualquiera de ellas renunciando a las imágenes se nos presenta como una temeridad.

Decía Einstein que costaba más destruir un prejuicio que el núcleo de un átomo. Quizás, la primera batalla tenga lugar entre los docentes y aquello que creían saber. Que lo que antaño distraía, ahora complemente, incluso refuerce. Después de todo, puede que los alumnos "raritos" que en su tiempo libre leían cómics, jugaban a videojuegos y escuchaban música simplemente estuvieran adelantados a su época.